Artículos, Coaching
Como generar confianza (y de dónde nació el artículo) -continuación-
noviembre 24, 2011 - Artículos, Coaching
El origen de esta reflexión surgió de una petición de alguien que considero un gran amigo, unas de esas personas a las que yo le firmaría una hoja en blanco. El favor que me pidió fue que consiguiera firmas para que su partido se pudiera presentar a las elecciones generales. Cuando comencé a hacerlo, le pedí a mi padre que firmara, y como sé que él confía en mí, y además agradece que no le maree la cabeza, le dije: ”Papa firma aquí”, y él no dudo ni preguntó. Y este gesto me hizo pensar cuántas personas más harían esto por mí, después comencé a reflexionar sobre las claves de la confianza, y el resultado ya lo conocéis. Estas claves que os voy a ofrecer, no las he sacado de mis 5 cursos de licenciatura de Psicología ni de mi formación en Coaching, están basadas principalmente en los más de 17 años de mi vida dedicados a la venta, a la oportunidad que esto me ha ofrecido de relacionarme con cientos (o miles) de personas, a las reflexiones a las que llegaba tras obtener resultados no esperados (mucha gente a esto lo llama fracasos), y a la gran suerte que he tenido de conocer a muchos de los que hoy en día considero que son mis amigos. Gracias a todo ello aquí van mis claves:
- Autoconfianza: Es muy difícil, por no decir imposible, que los demás confíen en nosotros si nosotros no confiamos en nosotros mismos, básicamente porque según indican muchas investigaciones entre el 93 y el 86 % de la información que nos llega de nuestro interlocutor es del lenguaje no verbal, y eso se capta principalmente a nivel inconsciente. Por lo tanto, sin no confías en ti, al final eso le llegará a la otra persona aunque nos esforcemos en tratar de hacerle ver lo contrario al que tengamos delante.
- Estar en paz contigo mismo (trabajarse interiormente): Es más, diría en paz con uno mismo y con el mundo. Y esto acostumbra a estar relacionado, puesto que resulta común encontrar a personas que están a disgusto con una cualidad de sí mismo y proyectan este malestar encontrando esta falta en los demás. A mi juicio, sentirte a gusto contigo y con la vida en general es vital, ya que a la mayoría nos gusta relacionarnos con personas alegres, positivas y agradables.
- Creer de corazón en la buena intención de la otra persona: Se suele decir que para recibir primero hay que dar, y en este caso yo pienso igual. Eso no quiere decir que confío en todo el mundo y en todas las situaciones, sino que cada uno tiene una forma de entrar en una relación del tipo que sea. Diferenciaría dos perfiles: Los que confían hasta que la otra persona le demuestra lo contrario o los que para que confíen en ti primero le tienes que demostrar que eres digno de esa confianza. Si bien he puesto esto dos extremos, pienso que se trata de un continuo en el que cada uno estará más cerca de uno de estos extremos o estar casi en el centro.
- Desear sinceramente el bien de la otra persona: Relacionado con todo lo comentado en los puntos anteriores, lo que al final le llega a la otra persona es tu verdadera intención interna. Nuestro inconsciente nos delata, para lo bueno y para lo malo. Esto no quiere decir que no existan impostores, aunque suelen ser pocos y con poco éxito a medio o largo plazo. Para mí el camino más corto para parecer que la otra persona te interesa es interesándote de verdad en ella.
- Ser natural, tú mismo, sin estar preocupados del resultado final: Si trabajas todos los puntos anteriores este aspecto lo tienes prácticamente hecho. Subrayo lo de no preocuparte en el resultado final por ejemplo cuando se trata de una relación comercial, eso no quiere decir no ocuparnos para que conseguir nuestro fin. Lo único que según mi filosofía se puede actuar desde el miedo o desde el amor (entiéndase en su más amplio sentido), y esta segunda opción a mi me da unos resultados excelentes. Una frase que me ayudó a cambiar mi visión la adopté de Mario Alonso Puig, viene a decir: “Cuando decidimos actuar podemos obtener dos resultados, o conseguir lo que te habías propuesto o aprender”
- Aportar valor al otro: En ocasiones nos centramos tanto en nosotros que se nos olvida preguntarnos qué le aporto yo al otro. Una relación para que tenga futuro ha de basarse en el tipo “Win-Win” (tú ganas, yo gano). Las personas que piensan que para que uno gane el otro ha de perder tiene un serio problema, ya que solo prosperarán aquellas que ambos obtengan alguna ganancia, de lo contrario tiende a extinguirse. Esta concepción suele estar relacionada con la “cultura de la escasez” con la que a muchos nos han contaminado, cuando la “filosofía de la abundancia” tiene una base lógica a mi juicio mucho mayor. Esto daría para otro artículo.